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Durante las rondas preliminares de clavados olímpicos (3 metros en trampolín), el alemán Stephan Feck se convirtió en el artífice del que podría convertirse en el peor clavado en la historia de las Olimpiadas.
Se llevó una calificación de cero (de todos los jueces por unanimidad) y no logró calificar a la siguiente ronda. Aunque eso sí, de que se inmortalizó para toda la vida, pues no hay duda. Algo es algo, jejeje...
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