Es interesante ver como ad portas de un mundial, todo se vuelve fútbol, incluso, hasta la literatura. El último número de la revista Etiqueta Negra, como era de esperarse, dedica la mayor parte de sus artículos al deporte rey: "Dios es redondo".
Leyendo algunos de sus artículos, todos muy buenos, el que llamó mi atención, seguramente por la agudeza de su título, es Ronaldinho: Un gigante en diminutivo. No, no se trata de una biografía como tal, pero sí de comentarios brillantes y anécdotas entretenidas de lo que hizo y sigue haciendo Ronaldinho en el fútbol español y mundial.
Esos párrafos fueron los que más me gustaron: "El 10 del Barcelona vive para ocultar el esfuerzo que respalda sus jugadas y hacernos creer que improvisa su destino con la alegría de quien silba una samba. Sobran motivos para que se sienta orgulloso de la forma en que ha cumplido veintiséis años: su equipo ha conseguido el bicampeonato y se alzó con la Champions, la revista France Football le entregó el Balón de Oro al mejor jugador de las ligas europeas y su nombre ha sido tasado por la publicidad en setenta millones de euros, superando al Adonis del pelo versátil, David Beckham. Lo mejor de todo es que sigue jugando por gusto. Ronaldinho persigue el balón como si fuera a pedirle un autógrafo.
Uno de los misterios de la gracia es que encubre las penurias que se padecen para conseguirla. Ronaldinho tiene el aura de la buena suerte y del contagio positivo. Si alguien se lo encuentra, no puede desperdiciar la oportunidad de comprar un billete de lotería terminado en 10".
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