Aunque reconozco ir algo atrasada, recién en la semana tuve oportunidad de ir a ver Las Crónicas de Narnia, en la primera de seis prometedoras entregas. En esta ocasión, “El león, la bruja y el armario” bajo la producción de Walt Disney Pictures, nos permite dar un vistazo al mundo de aventuras del creador C. S. Lewis; quien aunque no lo crean, se mantuvo soltero hasta casi los 60 años, pero soñaba a su vez en un mundo en donde los protagonistas eran cuatro pequeños y valientes hermanos.
Se dice que, el autor nunca quiso que los libros de Narnia fueran a la pantalla grande, por el temor de que los animales perdieran caracterización y se volvieran mediocres en la entonces animación; ya que éstas declaraciones fueron dadas, por el año de 1959, en el que aún se usaban marionetas o actores con disfraces.
Pero gracias a la tecnología de animación que en estas épocas nos invade, podemos disfrutar de estupendos efectos que han hecho que los personajes tomen vida ante nuestros ojos y que podrían enorgullecer al más crítico de los autores.
Ambientada en Londres de la Segunda Guerra Mundial, la película nos narra la historia de cuatro chicos que jugando al escondite en la casa de un anciano profesor encuentran por casualidad un armario encantado. Sin embargo, al cruzar el umbral de éste llegan a un reino conocido como Narnia, en el que los animales del bosque son capaces de hablar y las criaturas mitológicas van por doquier.
Lamentablemente, Narnia ha caído bajo el hechizo de la malvada Bruja Blanca, interpretada majestuosamente por Tilda Swinton, quien ha condenado a estas tierras a un invierno sin fin. Llevando a los muchachos a una increíble batalla para liberar a todos del glaciar que lleva ya cien años, con la ayuda del sabio y místico león Aslan, en la reconocida voz de Liam Neeson.
Así que para aquellos que disfrutan del género aventura, esta es una película que no se pueden perder. Con una temática que aunque suene algo fantástica, llega a tocar temas muy humanos y terrenales, que sin duda se volverán más complejos en las continuaciones de tan encantadoras crónicas.
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